Clepsidra o Reloj de agua, es sin duda un medidor del tiempo completamente desconocido para los urbanitas que deambulamos por ciudades de un lado para otro, en taxi, bus o metro. Estresados, agobiados, mirando la hora a cada rato, contando los minutos y las horas impacientemente porque el tiempo se nos echa literalmente encima. Sabiamente explica el ultimo y acertado anuncio de Martini: «La riqueza se mide en tiempo, no en dinero». Ha llegado nuestro tiempo. Tic, tac.
Quien mas o quien menos, es capaz de enumerar unos cuantos tipos de relojes, el reloj de pulsera, el de bolsillo, el reloj solar, el de arena, digital o analógico, o de manecillas como dirían nuestros abuelos. O de torre, de salón, de cuarzo, de péndulo. Hasta reloj cucú. Sin embargo, ¿cuantos serian capaces de explicar en que consiste el funcionamiento o utilidad del Reloj de agua?. Pocos, ¿verdad?.
Sin embargo, hubo un tiempo (tic, tac again) en el que esto no era así. Pese a que su nombre viene del griego, Klepsydra, Kléptein (robar), Hydōr (agua), «ladrón de agua», este reloj data de la época de los faraones aunque su origen es mas bien mesopotámico. Principalmente se utilizaba durante las noches cuando obviamente los relojes solares perdían completamente su utilidad. Originariamente consistía en una vasija de cerámica rellena de agua hasta cierto nivel con un pequeño orificio en la base que garantizaba el flujo de liquido a una velocidad y tiempo determinados establecidos con antelación rellenando otro recipiente igual en dimensiones. El recipiente inferior contaba con varias marcas en las que se reflejaban los distintos periodos tanto del día como de la noche. Durante la época griega, en Atenas concretamente, se utilizaban para medir el tiempo empleado por los oradores en los tribunales atenienses. Platon incluso ideo un despertador valiéndose de un reloj de agua. Sin embargo, la mayor utilidad estuvo en el marco militar, los romanos los utilizaron para señalar las guardias nocturnas durante campañas militares y todos sus navíos estaban equipados con ellos debido a su fiabilidad en el mar.
No obstante, aunque pueda parecer un reloj antiquísimo (que lo es) y lejano en el tiempo, la realidad es que en Europa el Clepsidra fue utilizado hasta la aparición del Reloj de Péndulo patentado en 1656 por Christian Huygens. Y aunque etimológicamente no tiene paralelismos, a los relojes de arena también se les aplica el termino de Clepsidra.
Todo este interés sobre el «Reloj de Agua», ha despertado en mi al fijarme en un reloj digital que tengo en mi cocina. No tiene pilas, no esta enchufado a la corriente y funciona con un único elemento. Un elemento necesario tanto para que funcione dicho reloj como para la supervivencia del ser humano. El agua. Aunque en este caso concreto, el agua no cumple una función de combustible o generador de energía. Sino que funciona debido a la multitud de sales minerales contenidas en ella, como conductor de electrones (Sí, la sal es conductor, el azúcar no). Este tipo de relojes digitales poseen un ánodo de Zinc – Zn (también puede ser Magnesio – Mg) con exceso de cargas negativas, electrones y un cátodo de Cobre – Cu con exceso de cargas positivas, porque le faltan electrones. Los electrones del ánodo de Zinc, de manera natural tienden a «querer ir» hacia el cátodo de Cobre, generando una tensión eléctrica suficiente para encender el reloj digital valiéndose del agua como conductor. Nos serviría también una naranja o similar para hacer el papel de conductor. Este sistema no es muy distinto al de las pilas utilizadas por los Sumerios hacia el 3000 a. C., si no me he vuelto loco he dicho «pilas». Pero como decía ha llegado nuestro tiempo, nuestro momento.
Mirar al pasado, entenderlo y analizarlo, nos ayuda a mirar hacia el futuro con perspectiva. La genialidad con la que nuestros antepasados en multitud de ocasiones abordaron los problemas planteando y buscando soluciones debe animarnos e impulsarnos de manera creativa a plantear soluciones al presente. Sin duda vivimos en unos momentos cruciales de los cuales la Historia escribirá paginas, libros y tomos analizando el ¿por que?, el ¿como? Pero es a nosotros a quienes nos corresponde hacer Historia. Y es que midamos el tiempo con el dispositivo que lo midamos hoy en dia. Hace miles de años. En la oscuridad. Alumbrado por una antorcha. Alguien como tu y como yo. Contaba los minutos y las horas igual de impaciente haciendo Historia observando su Clepsidra.