Las texturas, los sabores, los matices.
Como todo en la vida debemos aprender a valorar cada momento, cada oportunidad de descubrir algo nuevo. Y como todo en la vida debemos aprender a saborear la intensidad de cada elemento, de cada ingrediente que en nuestro paladar forma un regusto inigualable y peculiar fruto de nuestro esfuerzo frente a los fogones y sartenes. Como la música, la cocina no es mas que la combinación de una serie de elementos inconexos que una vez armonizados tienen como resultado algo nuevo que antes no existía.
Cada plato cocinado es una nueva creación, como cada canción compuesta. Como decía el famoso físico Albert Einstein, «la materia ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma«. Y normalmente se suele transformar en cosas mucho mas interesantes. Un toque de limón aquí, un poco de pimienta allá. Y ¡tachan! una dulce, amarga, picante o acida burbuja de sabor en contacto con tu lengua seduce a tus papilas gustativas. Tu estomago antes incluso de llegar a digerirlo ya se siente estimulado por el placentero aroma que desprende, ese pastel, esa carne guisada, o ese arroz caldoso que estas apunto de deleitar.
Comer bien, comer sano, comer cocina con detalle, mimo y un toque de arte, es importante. Es cierto que en la vida moderna carecemos de tiempo,«all day living life in the fast lane» pero disfrutar y apreciar los gratos momentos que descubrir nuevos platos, con nuevas texturas, sabores y matices puede despertar en nuestra cabeza positivismo, placer y ganas de comernos el mundo. Buen provecho.
Por cierto, sí, lo morado de la foto son patatas fritas; una variedad morada originaria del Peru, que contiene gran cantidad de polifenoles los nutrientes naturales que se dice que juegan un papel en la disminución del riesgo de enfermedad cardíaca, cáncer y enfermedades neurodegenerativas y que ademas están deliciosas.